sábado, 28 de mayo de 2011

Cuando la fatiga y los mareos se transforman en una enfermedad


Es probable que el nombre Disautonomia no te suene familiar, sin embargo, puede que hayas experimentado algunos de sus síntomas, o que conozcas a alguien que los presente, ya que esta frecuente enfermedad muchas veces se confunde con otros cuadros clínicos, como la depresión, fibromialgia, fatiga crónica, hipotiroidismo o hipoglicemia.

Y en el peor de los casos, quienes la padecen son catalogados simplemente de flojos u holgazanes, porque son personas que tienden a cansarse fácilmente, tienen un bajo nivel de energía, se la pasan con sueño, sienten frío, y evitan situaciones que los agoten como fiestas u eventos deportivos, lo que los convierte para los demás en sujetos fomes y aburridos.

Pero atención, ya que antes de realizar un juicio a priori, es importante descubrir las causas que llevan a una persona a vivir en ese estado, así que será determinante realizar un diagnóstico médico certero, porque esa pereza aparente puede ser producto de esta enfermedad, según nos explica el reumatólogo (www.reumatologia-dr-bravo.cl), Jaime Bravo.

“La Disautonomia, es una condición que se manifiesta por somnolencia, fatiga crónica, mareos y a veces desmayos. Se debe a una súbita baja de la presión arterial, con lo que no llega suficiente oxígeno al cerebro. Es causada por el desbalance del sistema nervioso autónomo (simpático-vagal) o a la laxitud de la pared de las venas, debido a una alteración genética del colágeno, que es la matriz proteica de todos los tejidos”.

Explicando además el doctor, que se presenta en menores de 30 años con el Síndrome de Hiperlaxitud Articular (SHA), en el 70% de las mujeres y en un 40% de los hombres, lo que no es menor considerando que el SHA afecta al 40% de los chilenos, y tiene herencia dominante, por lo que el 50% de los hijos lo padece.

“En la Disautonomia existen otros síntomas además de la fatiga, por ejemplo, al estar de pie por mucho tiempo la persona puede sentirse desfallecer, puede ponerse pálida, sudar, y semejar una reacción hipoglicémica. Y si no se sienta o recuesta rápidamente, puede tener un desmayo o síncope y perder el conocimiento”, asegura.

Para confirmar esta patología, nos explica el doctor, basta con la opinión clínica de un especialista, aunque el diagnóstico se puede confirmar con una prueba llamada Tilt Test, en un Departamento de Cardiología, pero esto no es esencial.

Además, sugiere evitar situaciones cotidianas que pueden agravar el cuadro, como la deshidratación, estar en altura, levantarse rápido de una silla o de la cama, mantenerse de pie por mucho tiempo, caminar despacio, ingerir una comida abundante, y el embarazo, ya que en ese estado tiende a manifestarse de manera transitoria.

“En todas estas circunstancias el problema se produce por disminución del retorno venoso desde las extremidades inferiores y el abdomen, con lo que llega menos oxígeno al cerebro, causando los síntomas propios de la Disautonomia. Es pues necesario diagnosticar esta condición, prevenirla y tratarla adecuadamente con medidas generales, como ingerir de 2 a 3 litros de líquidos, y agregar unos 9 a 10 gramos de sal al día, siempre que no hayan contraindicaciones, además del uso recetado de medicamentos”, advierte.

De igual modo, aconseja el médico a quienes la padecen a tener cuidado con las caídas, ya que pueden producirse severas contusiones, heridas o fracturas debido a los desmayos: “Si la fatiga aparece al ir caminando despacio, como en un Mall, es conveniente sentarse por un rato. Hay que reposar acostado después de una comida abundante, aunque sea por 15 minutos. Es necesario hacer esto también cada vez que aparezcan los síntomas. En caso de síncope, hay que recostar al enfermo de espaldas y levantarle los pies”, aconseja.

Además, sugiere mantener un buen estado físico, realizar ejercicios como el yoga, pilates, tai-chi, masoterapia y elongaciones, junto con respetar el tratamiento médico, ya que de esta manera se aliviarán los síntomas y podrá mejorar enormemente la calidad de vida del paciente, porque se sentirá mucho más confiado y seguro de sus capacidades.

Por Verónica Lavado / Terra.cl

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